Podemos elegir cuatro subsistemas principales en toda sociedad humana que guardan correspondencia biunívoca con cuatro dimensiones presentes en todo ser humano. Las dimensiones propiamente humanas aquí propuestas, que Aristóteles (1995) destacó son, por un lado, las de animal racional, y, por otro lado, las de animal sociopolítico (zoon politikon).

Según la correspondencia biunívoca sugerida entre las dimensiones de la condición humana y los subsistemas sociales básicos, los humanos podemos estudiarnos a nosotros mismos alternativamente como: a) animales gregarios (interactuamos en subsistemas biológico-ambientales), b) instrumentalmente racionales (poseemos, producimos e intercambiamos instrumentos generando subsistemas económicos), c) moralmente racionales (generamos códigos éticos y lenguajes sutiles que nos permiten construir información comunicación y conocimiento en el ámbito de los de subsistemas culturales), y d) sociopolíticos (nos subordinamos a poderes normativos que construimos colectivamente a través de subsistemas políticos).

Las relaciones sociales son aquí concebidas como interacciones humanas fundadas en expectativas recíprocas de conducta que derivan de la existencia de las instituciones. Las instituciones son reglas técnicas (relación persona-instrumento) o sociales (relación persona-persona) interiorizadas en el comportamiento efectivo de los actores. Las posiciones ocupadas por los actores sociales en las instituciones determinan en grado decisivo la libertad y el poder que ellos detentan. Las corrientes teóricas del institucionalismo
estadounidense y del estructuralismo histórico latinoamericano han contribuido significativamente a elaborar esta noción de poder institucionalizado o estructurado.

El subsistema político será interpretado como el generador de las instituciones que fijan la estructura normativa formal, y el subsistema cultural como el generador de la estructura normativa informal de toda sociedad humana. La posición de los actores sociales en las estructuras institucionales es el fundamento del poder (o de la impotencia) que ellos revelan en sus relaciones sociales.

Las instituciones estructuran la vida social, y son multidimensionales. Pueden ser culturales (como el lenguaje), económicas (como las técnicas productivas o las formas de propiedad), políticas (como los derechos y deberes ciudadanos), o biológico-ambientales (como las normas vigentes en las prácticas de la reproducción humana).

Cabe distinguir entre la noción de instituciones y la de organizaciones (North 1993). Los objetivos perseguidos por las organizaciones y asociaciones son también multidimensionales: pueden ser económicos (como en las empresas), o políticos (como en las oficinas del gobierno), o culturales (como en las escuelas o las iglesias), o socio-biológicos (como en los hospitales).

En el marco de esta visión sistémica e institucional el libro se organiza de la siguiente forma.

La primera parte se apoya por un lado en la noción de poder, y, por otro lado en las nociones aristotélicas de justicia con el objetivo de escrutar los rasgos principales de las relaciones entre capitalismo y democracia. Pone de relieve, además, que los términos capitalismo y democracia pueden estudiarse como tipos teóricos, o, alternativamente, como subsistemas dinámicos, históricamente interrelacionados e interdependientes.

La segunda parte aborda esquemáticamente los rasgos que (en los debates actuales sobre filosofía política) caracterizan a la democracia liberal originada en la modernidad. Por otro lado pretende bosquejar el ideal de una democracia integral que sea multidimensional y recoja la herencia republicana de raíz clásica grecolatina en materia de justicia (virtud practicada frente al prójimo). Dentro de esta misma parte se examinan los fundamentos filosóficos y las teorías del valor de las diferentes corrientes científicas en economía abocadas al estudio del capitalismo. La pretensión de esta parte sigue siendo la de abrir espacios de debate entre la filosofía política y la filosofía económica respecto de los vínculos entre capitalismo y democracia.

La tercera parte expone lo que podría denominarse una teoría «aristotélica» del poder y de la dominación. Propone además, una retraducción de las cuatro causas (o cuatro estrategias explicativas) de Aristóteles al lenguaje contemporáneo de la causalidad y de los sistemas en la versión del filósofo argentino Mario Bunge.  A partir de allí recorre un itinerario que, partiendo de la filosofía económica aristotélica, transita por las visiones de Hegel y Marx, para desembocar en los planteamientos reformistas y pragmáticos de Keynes. Nuevamente es una invitación a reabrir el debate sobre filosofía económica.

La cuarta parte aborda la teoría económica académicamente hegemónica en occidente y resalta la subyacente carga ideológica de los modelos neoclásicos de equilibrio general, examina sus premisas simplificadoras, y los caracteriza como instrumentos de legitimación de los mercados capitalistas autorregulados.

La quinta parte, partiendo desde los padres fundadores de la economía clásica, explora de manera esquemática y descriptiva, el papel que, en algunas propuestas teóricas (ajenas a la teoría neoclásica), jugaron las nociones de poder y dominación. Los clásicos y Marx exploraron el poder asimétrico de las clases sociales; Veblen y Commons el poder asimétrico de las instituciones; Keynes el poder asimétrico de la demanda agregada; Schumpeter el poder desequilibrante del empresario innovador; Galbraith el poder asimétrico de la tecnoestructura; y Myrdal el poder asimétrico amplificado por las causaciones acumulativas.

En la sexta y última parte, se presenta una interpretación personal (probablemente heterodoxa) del estructuralismo histórico latinoamericano y de sus fundamentos sistémicos, fuertemente asociados a las nociones de poder y de justicia distributiva. En ese marco se plantean los impactos del proceso de globalización en América Latina, y, la vigencia actual de la visión centro-periferia.

Finalmente, se sugieren algunas estrategias fundadas en un fortalecimiento
de la democracia y de la integración multidimensional de naciones a escala latinoamericana.

Casi todos los capítulos se fundan en notas y apuntes de clases correspondientes a diferentes cursos que fui dictando en centros académicos de América Latina, de Estados Unidos (Stanford) y de Europa (Universidades de Barcelona y París. Algunas secciones han aprovechado argumentos y reflexiones contenidas en ensayos y artículos elaborados durante mi larga permanencia como investigador y asesor en la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), y en el Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social (ILPES), o en las consultorías ocasionales practicadas en otros organismos como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización Mundial del Comercio (OMC), o la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD).

Cuando algún capítulo mantiene en alto grado los contenidos del ensayo original y éste fue publicado en alguna parte, menciono en nota al pie el nombre del ensayo en cuestión, pero en la mayoría de los casos, sencillamente se trata de apuntes de clases de mi propia autoría que han sido profundamente reformulados. Espero por último que la presente reformulación de dichos apuntes siga siendo útil a mis alumnos que permanentemente motivan y estimulan mi vida intelectual.


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